julio 04, 2022
Uno de las principales aplicaciones de la corteza de pino decorativa es como superficie de absorción de impactos. Por desgracia en España todavía vamos muy, muy retrasados en cuanto a la aplicación de corteza o astilla como superficie de absorción de impactos en lugar del caucho o incluso la arena, en comparación con otros países de Europa como puede ser Alemania, Reino Unido, etc.
Los beneficios de la utilización de corteza decorativa o astilla en los parques infantiles son bien claros. En primer lugar están totalmente alineados con la biofilia y sus beneficios en la infancia al trasladar un entorno más natural bajo los pies del niño jugando en el parque. En caso de parques rodeados de un entorno boscoso o con mucha vegetación lógicamente quedan mucho más integrados, pero es que en medio de una ciudad se conseguiría reducir la “artificialidad" inherente a la misma.
Por otra parte al ser tanto la corteza como la astilla productos naturales, no tratados químicamente, no conllevan ningún tipo de toxicidad asociada como así es el caso de los parques con pavimentos de caucho en los cuales, según un trabajo realizado por el Laboratorio de Investigacion y Desarrollo de Soluciones analíticas de la Universidade de Santiago y reconocido internacionalmente, se llegaron a encontrar hasta treinta y cinco sustancias químicas tóxicas entre las que se encontraban policarburos aromáticos policíclicos (PAHs), ftalatos, etc… No sólo eso, sino que también es un nido de hongos, bacterias y demás, que se albergan entre las partículas de caucho.
Por último y no menos importante es el aspecto relacionado con la base de la norma EN 1.177 que ser refiere a las “Superficies de absorción de impactos". No es complicado entender el efecto que puede provocar una caída en la cabeza/cerebro de un niño si comparamos una superficie de corteza de pino o placas de madera en comparación con un pavimento de caucho. Está claro que es mejor caer sobre caucho que sobre cemento, hasta ahí estamos de acuerdo. Pero si vamos un poco más allá, haciendo un sencillo experimento entenderemos las repercusiones de una caída sobre una u otra superficie: ¿qué pasaría si tiramos una pelota desde 3 metros de altura (lo alto de un tobogán) en el caso de un pavimento de caucho o una base natural de corteza de pino? En el primer caso rebotaría con la misma fuerza de la caída y en el segundo esa energía se repartiría por las partículas de corteza y claramente sería mucho menos o nada lesivo.
En resumen: tratemos de naturalizar nuestros parques y como esto no es algo que podamos hacer nosotros es cuestión de solicitarlo activamente a nuestras entidades locales para que dejen de abusar del caucho y empiecen a construir parques más naturales y biofílicos para nuestros niños.
